EL HISPANO DE TULSA
Artistas Hispanos – Elisa Abadí: reinventando el realismo social
VALENCIA, Venezuela – Ataviada como si fuera una suerte de Frida Kahlo caribeña, surge de su taller innovador, en el norte de la ciudad de Valencia, Venezuela, Elisa Abadí, una artista que se nutre del expresionismo alemán, salpicado de los colores tropicales y de la realidad social de un país que a momentos se cae a pedazos y por instante da muestras de luces creativas, algunas vanguardistas, otras predecibles, pero en general inéditas y magníficas.
“La realidad social en Venezuela es tan complicada, que solo el arte puede explicarla. Y aún así, a veces no es posible entender lo que está pasando aquí”, comentó la artista, mientras mostraba tres figuras del doctor José Gregorio Hernández – un proveedor de milagros para los venezolanos y un venerable para la iglesia católica. “Es tal la locura colectiva que tenemos los venezolanos, que existe una corte de malandros (delincuentes), que cuentan con devotos casi fanáticos”.
La tertulia sobre el realismo social de Abadí es interrumpida por la presencia frenética de Margarita y de Winston Churchill, una perrita Chihuahua y un colosal bulldog, ambos modelos en varias de sus obras.
“Allí vienen los dos, cada uno en su mundo y al mismo tiempo tan unidos”, dijo. “A veces los encuentras escondidos en mis pinturas”, tal y como lo representa una pieza en la cual la artista se duplica, de un lado vestida de riguroso luto y del otro como Kahlo, teniendo por bambalinas los barrios populares venezolanos, y sin faltar, claro, las antenitas de DirecTV – una especie de culto en la nación suramericana.
La formación académica de Abadí, quien realizó estudios de diseño gráfico e ilustración en el Instituto de Diseño de Caracas, Venezuela, para luego ingresar a la escuela de Artes Plásticas Federico Brandt, le ha permitido combinar la pintura con la escultura. Por eso es posible ver sus obras en lienzos y objetos no convencionales. “Por ejemplo, aquí tengo al Tío Simón (en referencia a Simón Díaz, compositor venezolano, autor de Caballo Viejo), y lo pinté sobre una tabla en forma de vaca, por la canción de la Vaca Mariposa”, comentó. “Y así es todo lo que yo hago, me alimento de mi entorno. Soy una ‘recogelatas’ con sensibilidad”.
Al recordar sus inicios, Abadí narra rápidamente el nacimiento de ‘Espacio Braille’, una sala especial para invidentes del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber. “Eso para mí es algo muy especial. Es algo por lo cual trabajé y me llena de mucha felicidad”, explicó. “Y es que el arte no tiene limitaciones, ni siquiera para los que no pueden ver. El arte solo necesita corazón para ser disfrutado”.
La expresión plástica en la cultura popular, al estilo controversial de Andy Warhol, también puede ser encontrado en algunas obras de Abadí, especialmente en su interpretación del emblemático hombre de la avena Quaker, de la voluminosa figura de la Tía Jemima, quien por más de una centuria ha acompañado los desayunos de los estadounidenses, y de la inmortal Lorraine Collet-Petersen, quien adorna las cajas de pasas de Sun Maid. “Estos personajes no tienen fronteras”, dijo la artista. “Además, me encantan porque dicen mucho de la historia, revelan problemas sociales, racismo y al mismo tiempo son un reflejo de las tradiciones de un país”.
Abadí afirma que el futuro de las nuevas generaciones de artistas se sustenta en el sincretismo cultural. “Hay una nueva ola de obras controversiales que rompen paradigmas y se reinventan constantemente”, dijo. “El movimiento artístico, pero el inteligente, es indetenible. Aquí y en todos lados”.
La artista culminó la plática para refugiarse nuevamente en su taller, no sin antes dar una vuelta al parque, ubicado al frente de su hogar. “Necesito oxigenarme constantemente, no solo de aire sino de gente”.
Elisa Abadí
Facebook: Elisa Abadi
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