JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ Y SIMONOVIS (Carlos Ochoa)
Entre las muchas peticiones, marchas, protestas, que se han hecho para solicitarle al gobierno que libere al Comisario Iván Simonovis, encarcelado injustamente por los hechos de Abril de 2002, hay una en particular que llama la atención por su originalidad. La artista Elisa Abadí residenciada en Valencia desde hace algún tiempo es una persona con una energía contagiosa, llena de proyectos que no se quedan en el tintero, una muestra de ello es su reciente libro de fotografías de “Los Venerables”, que reúne una selección de la serie de retratos e intervenciones tridimensionales inundados de luz y color que la artista ha realizado del Doctor José Gregorio Hernández.
Elisa a través de su arte mantiene una defensa de los derechos humanos y de los animales, sus causas que también son las nuestras están presentes en su obra. El retrato de Franklin Brito y la jueza Afiuni recorrieron la red y sirvieron para que muchos conocieran y se solidarizaran con sus reclamos de justicia. En el caso de Simonovis la artista ha pintado una serie con la imagen de José Gregorio y unos globos de dialogo, que son los espacios donde los personajes de los comics hablan, exigiendo la liberación inmediata del comisario por razones de salud.
El manejo icónico del personaje de José Gregorio con los globos de dialogo exigiendo la liberación de Simonovis, es más contundente que cualquier afiche, cartel, valla o lo que sea que se haya hecho, apunta y dispara certeramente su mensaje al centro de la emocionalidad religiosa popular venezolana. Para ilustrar la fuerza icónica que tiene el médico de los pobres, y saber cuando su imagen no conecta emocionalmente, vale decir cuando está vacía de contenido, recordemos que hace poco Nicolás Maduro le llevó como obsequio al Papa Francisco una estatuilla de José Gregorio y otra Simón Bolívar. Esos obsequios carecen de conexión religiosa y emocional, las imágenes de los dos personajes en manos de Maduro están vacías de contenido, pues el heraldo, el mensajero no tiene mensaje, y por tanto no representan al pueblo venezolano, incluso no representan al pueblo que se identifica con Maduro.
Con la imagen de Simón Bolívar se han cometido todos los excesos y manipulaciones posibles, le han restado poder simbólico, banalizando y desfigurando la estructura de su relato, - que para los héroes es sagrado-. En el caso de José Gregorio hay que recordar que la devoción que le profesan los venezolanos está basada en la práctica de la compasión y el desinterés por lo material. El Doctor Hernández además de ser un científico de alto nivel, llevó una vida sencilla apegada a los principios cristianos de compasión, caridad y solidaridad con los pobres y los enfermos. Por eso cuando el país y la comunidad internacional reclaman compasión para un venezolano enfermo y el gobierno se la niega, está negando la santidad de José Gregorio.
Todo lo contrario ocurre con las tablas pintadas con la imagen del Siervo de Dios que Elisa Abadí deja intencionalmente abandonadas en la calle para que las personas tomen conciencia de la gravedad del caso de Iván Simonovis, estas son encontradas y devueltas a la artista, lo que construye un lazo que ata la compasión a la vida de cada quien y de todos.
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